Imagínate el mejor de los escenarios posibles; ser feliz. Ser feliz todo el rato, sin motivo para la queja. Ni un leve dolor de muelas. Nada. Imagina que un día te levantas completamente dichosa, nada te preocupa, nada te asusta. Y al día siguiente sigues siéndolo, y al siguiente y al siguiente…
Imagina que eres un superhumano.
O todo lo contrario. Imagina que eres un monstruo.