Nunca he estado en Dublín es una ácida comedia sobre la aceptación de las
vivencias y creencias ajenas. Porque cada uno construye su propia realidad,
¿pero hasta qué punto somos capaces de convivir con la de los demás?
La familia Amesti se reúne para celebrar la noche de Navidad, pero este año es
especial. Elena, la hija menor, vuelve de Londres tras tres años sin contacto y por
fin estarán los cuatro juntos otra vez. Pero no viene sola, viene con Cindy, su novia
irlandesa que todos están deseando conocer.
Lo que nadie se imagina es que Cindy sea un personaje invisible, una fantasía de
Elena que pondrá patas arriba el frágil equilibrio de esta familia, disputándose
entre aceptar o rechazar a esta extraña invitada.
A lo largo de esta delirante noche cada uno sacará a relucir sus propias fantasías
y miserias. Y a pesar de las dificultades para aceptarse entre ellos, veremos que,
en realidad, todos buscan los mismo; una ilusión que les ayude a vivir.